Edukira joan

Orrialde:Jauregui - Gramera berria.djvu/21

Wikitekatik
Orri hau berrikusi gabe dago

Altabizcarren Cantá.

El canto de Altabizcar.

Un eco penetrante ha despertado los ecos de la montaña vascongada. El gefe de casa en pié junto al umbral presta atento oido á ese grito: « ¿quien va? » Esclama, « ¿quien me llama? »

Y el perro que dormia á los piés de su amo se despierta con sobresaltos, y sus ladridos retumban en las inmediaciones de Altabizcar.

Un confuso rumor se levanta del valle de Ibañeta; viene rodando, acercándose y chocando á derecha é izquierda en las cavidades de las rocas. Es el murmullo, el rebramido, lejano todavia, de un grande ejército que avanza.

Los nuestros contestan tañendo en la cumbre de las montañas las bocinas atronadoras. El gefe de familia afila sus azagayas y sus dardos.

¡Ya llegan! ¡ya llegan! innumerables como las hojas de nuestros bosques ¡qué masa de lanzas! ¡qué de pendones y banderas de abigarrados colores ondean sobre los brillantes cascos!...

¿Cuantos son? cuéntalos bien, niño. — « Yo veo uno, dos, tres, cuatro, cinco, diez, doce, quince, veinte, treinta, ciento y muchos miles aun: es imposible contarlos. »

— « Unamos nuestros robustos brazos; arranquemos de cuajo estos peñascos; lancémoslos por la rápida pendiente de montaña; que rueden sobre sus cabezas. Aplastemos, matemos al enemigo por cientos de millares. ¿Qué vienen á buscar en nuestras montañas estos hombres del Norte con sus luengas vestas y rubias cabellera? ¿Por qué turban nuestro sosiego y nuestra paz? Cuando el oso de nuestras montañas ataca la colmena